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Debussy en Yakarta

Wal­ter Spies, “Joven bali­ne­sa bai­la­ri­na de legong”, Bedu­lu, 1936

En 1903 el com­po­si­tor Clau­de Debussy escri­bió una car­ta a su edi­tor. En ella dice que no tie­ne dine­ro para empren­der los via­jes que tan­to desea­ba, pero acla­ra de paso que eso no impor­ta, pues para eso tie­ne la imaginación…

Por lo gene­ral, esta fra­se no pasa­ría de ser un vano con­sue­lo sen­ti­men­tal. Pero Debussy ya había dado mues­tras de poder asi­mi­lar crea­ti­va­men­te cul­tu­ras que le eran aje­nas y de las que cono­cía muy poco. Bas­ta­rá recor­dar la noche de 1889, cuan­do escu­chó a los músi­cos bali­ne­ses de game­lan que toca­ron duran­te la Expo­si­ción Uni­ver­sal de París. Aque­lla oca­sión Debussy expe­ri­men­tó una autén­ti­ca reve­la­ción sono­ra, que reper­cu­tió en todo su len­gua­je pia­nís­ti­co pos­te­rior. Su mane­jo del tim­bre y el uso de los colo­res en el tecla­do no se entien­den del todo si no se toma en cuen­ta la per­du­ra­ble influen­cia que los músi­cos de Indo­ne­sia tuvie­ron en su obra. El encuen­tro fue tan deci­si­vo y afor­tu­na­do que no es exa­ge­ra­do asu­mir que ese epi­so­dio es la pie­dra de toque de toda la músi­ca euro­pea en el siglo XX.

Hace tiem­po me puse a escu­char con insis­ten­cia los dos pri­me­ros libros de los Pre­lu­dios de Debussy. E inevi­ta­ble­men­te hubo momen­tos en que la músi­ca pasa­ba a segun­do plano, en espe­cial cuan­do salía momen­tá­nea­men­te del estu­dio y sólo se escu­cha­ban notas leja­nas o reso­nan­cias pro­lon­ga­das. Esto fue para mí un feliz acci­den­te, pues una de las carac­te­rís­ti­cas más noto­rias de la músi­ca de game­lan es que su dura­ción se extien­de duran­te horas y horas, de tal mane­ra que quie­nes la escu­chan de pron­to dejan de aten­der la músi­ca y se van a comer, a rezar, a dor­mir o a hacer cual­quier otra cosa… Las notas que­dan flo­tan­do en segun­do plano mien­tras la noche continúa.

Este peque­ño acci­den­te fue el pun­to de par­ti­da para Debussy en Yakar­ta, una pie­za bre­ve en la que úni­ca­men­te uti­li­cé algu­nos frag­men­tos del libro pri­me­ro de los Pre­lu­dios (en la ver­sión de Paul Cross­ley), con pro­ce­sa­mien­to elec­tró­ni­co, y varios sam­plers de los ins­tru­men­tos per­cu­si­vos que inte­gran el game­lan (reyong, pot, kan­tiel, gang­sa y jegog), los cua­les fui pasan­do por dis­tin­tos peda­les de gui­ta­rra, con la inten­ción de vol­ver a hacer explí­ci­tos algu­nos mate­ria­les que no han deja­do de dia­lo­gar des­de hace más de cien­to trein­ta años.

Composición, mezcla y masterización: Jorge Solís Arenazas