«Ni el grito de un pájaro atravesaba el silencio ominoso»
Estas palabras pertenecen al libro Oku no Hosomichi, del poeta japonés Basho. Las escribió durante su viaje por el monte Ohyama para dar cuenta de un momento de peligro. Involucran uno de los momentos privilegiados para percibir las tensiones que yacen en la experiencia aural.
Cuando el paisaje que vemos no es confirmado por lo que escuchamos, se abre una tensión expectante, como si el silencio fuera una forma de poner a la realidad bajo presión. El silencio relativo modifica profundamente nuestro flujo perceptivo y logra poner entre paréntesis el mundo.
El sonido nos desnuda; el silencio nos vuelve vulnerables.